
No hay antídoto para tu tiempo de descuento.
Aturdido en la reposera intento contarle las manchas a mi gato, que maúlla por mí, por pulgas o por el desfile de la gata del otro balcón.
Un vaso de Malibú con hielo ventila el mareo y me pregunta qué tomé.
Veneno de diabla, contesto.
El Malibú se vacía solo.
Deja la anestesia intoxicada en el hielo.
Una vaquita de San Antonio trepa apurada por los hombros y me dice al oído que me escuchó.
Mostrame, mostrame dónde, nene.
Levanto la remera.
Uy. Clavó el tridente en el peor lugar, pero no es urgente.
¿Y cuándo me muero entonces?
Pero nene, ¿no te das cuenta?
No quiso perforar.
Quiso que sepas que sus tres puntos suspensivos ahora están marcados en tu pecho.
Ese veneno no es para morir.
Es para esperar.
Comments