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Avión

Santiago Capriata

Somos ojos mirando vidrios en el vientre de un pájaro.

Afuera, las copas de los árboles empiezan a temblar.

Pronto dejaremos de ser lombrices y miraremos con cuello de jirafa.

Los edificios, fisicoculturistas vanidosos,

tratarán de ocultar sus complejos de enano

con lunares de sombra:

o son los más altos de la Tierra

o no son nada.

En menos de un minuto nuestro cuerpo

medirá 10.000 pies de altura

y las orejas llamarán al plomero:

los dos oídos taparán sus caños.

Mientras, los rayos del sol entrenarán su puntería

en una diana minúscula:

hasta los cruceros más enormes

tendrán el tamaño de una simple mostacilla.

Y las nubes, pedazos de nieve jugando a la hamaca,

entrarán en escena para indicarnos

con su línea de espuma

que ya llegamos a lo más alto del vaso.

No faltará mucho para empezar a descender.

Al final nos acercaremos al suelo

un poco borrachos,

pensando firmemente que ese mar brilloso

que ahora vemos es en realidad

el lomo de una gigantesca serpiente

que acaba de encremar sus pieles.


2 Comments


Guest
Jan 02, 2022

Muy bueno!!!!👏👏

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Guest
Jan 01, 2022

👏👏👏👏👏

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