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El éxito

Santiago Capriata


Gracias, gracias, gracias.

El hombre pareciera que no sabe decir otra cosa.

Gracias, gracias, gracias.

El hombre tampoco sabe

a dónde mirar:

a su cuello le sobra trabajo.

¡Felicitaciones! ¡Fantástico! ¡Increíble!

El hombre carga al mundo en su espalda:

hay una estampida de manos palmeándole la suerte.

Te agradezco, un placer, no es para tanto.

Al hombre se le escurren los labios

y se transforma en una colección de dientes:

sonríe ante un manicomio de elogios,

casi avergonzado hasta de su propia sonrisa.

¡Apláudanlo! ¡Miren lo que ha hecho! ¡Campeón!

Además de los labios, al hombre se le borran los pies:

una nube pasajera lo recoge de golpe

y se lo lleva hacia la cima de una montaña

con punta recién sacada.

La cima, claro está, es muy finita.

Tan finita que al hombre lo va pinchando.

No le pincha los pies, porque pies ya no tiene.

Le pincha el ego, que es el globo que infló la fiesta.

Después de un tiempo allá arriba,

el hombre se da cuenta de que está solo y hace frío:

la hinchada se fue hace rato

y los bombos ya no se escuchan.

Percibe, en cambio, el ruido que hace el silencio.

El ruido, porque el silencio, para ese hombre,

es puro ruido.

Y no lo aguanta.

Y se acerca al filo de la montaña.

Y mira para abajo.

Y se tira.







Cae parado.

El ego se ha ido.


Vuelve a mirar para abajo.





Los pies le sangran.

4 comentários


Convidado:
07 de jun. de 2022

Excelente!!! 👏👏👏

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Convidado:
06 de jun. de 2022

👏🏼👏🏼👏🏼

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Convidado:
06 de jun. de 2022

muy muy muy bueno!!!

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Lola Bello
Lola Bello
17 de dez. de 2021

Qué buenísimo volver a leerte!!!

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